Retrato de Emilia Pardo Bazán, Casa Museo Emilia Pardo Bazán. |
Emilia Pardo Bazán presenta en este relato una historia
dentro de otra, con el fin último de enmarcarla en una reflexión filosófica entorno
al fatalismo. Su amigo Lucio Sagris, abogado
de la espiritualidad, cuenta, para demostrar la invalidez de estas ideas, un
relato ambientado tras la Revolución de 1868, la cual dio lugar al exilio de
Isabel II y un corto reinado de Amadeo de Saboya seguido por la Primera
República. En estos años seguía latente el conflicto con los carlistas. La
fecha de publicación de este artículo es 1897, años después de estos hechos.
Manco de Alzaur era un contraguerrillero en las guerras
carlistas. Un personaje despiadadamente cruel, al que se le permitía serlo
excepto por un detalle: no ejercer demasiada violencia contra las mujeres. Sin
embargo, algo sucedió en una de sus campañas en Urdazpi, cuyo contraguerrillero
más hábil mantenía una fuerte rivalidad con Manco. Las sobrinas de este era
cinco jóvenes a quienes pensó en asesinar para desgracia de su rival, cosa que
contravenía la norma. Resolvió el dilema sacando en procesión a las jóvenes por
todo el pueblo completamente desnudas, deshonrrándolas, quedando señaladas para
siempre y recluidas en sus casas durante un año. Hasta aquí podría parecer que
las cinco mujeres sufrieron la misma desventura y, consecuentemente, el mismo
destino, confirmando el sentido fatalista de la existencia. Pero una de las
desnudadas murió, otra huyó a un convento en Vitoria, otra cayó en un
enfrentamiento contra los liberales, otra acabó en Bilbao como prostituta y la
quinta se recuperó y se quedó viviendo con su tío.
Aparte del relato de los horrores habituales en las guerras,
cabe destacar el relato de la situación de la mujer y la violencia gratuita
ejercida contra ella, la mirada femenina típica en esta autora.
Esta violencia fue así psicológica más que física, un daño
provocado por la humillación y la vergüenza por verse expuestas. Pero el
destino final de cada una fue distinto, no terminó en la misma desgracia para
todas, demostrando la tesis de Sagris. La literatura de este relato, de tesis,
literatura como un espacio de debate ideológico, era algo inusual en España.
Pardo Bazán es bastante innovadora en este sentido.
La narración se caracteriza por poner la historia en boca de
un personaje externo, enmarcada en una tarde en el campo, como excusa para
defender una idea. En cuanto al estilo, se nota el carácter naturalista de su
escritura, presentando los hechos bastante crudos, en oposición al
romanticismo, de carácter más subjetivo.
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